Los placeres culpables de los que no soy culpable
¿Quién no ha sucumbido alguna vez a un antojo inconfesable? Los placeres culpables son esos pequeños lujos que nos concedemos en secreto, esas delicias que, aunque rodeadas de un halo de culpa, nos ofrecen un breve escape de la rutina. En este artículo, nos adentraremos en el fascinante mundo de esos placeres diablescos de los que, a pesar de lo que digan las convenciones, ¡no somos culpables en absoluto! Desde ese chocolate que devoras en la soledad de la noche hasta el binge-watching de tu serie favorita en un domingo cualquiera, exploraremos cómo estas indulgencias nos llenan de felicidad y, a su manera, nos permiten celebrar la vida. Prepárate para liberar tu conciencia y disfrutar de un viaje donde lo prohibido se convierte en un arte. ¡Bienvenidos a una celebración de lo deliciosamente inconfesable!
¿Alguna vez te has sentido atraído por ciertos placeres culposos en los que, irónicamente, no te sientes culpable? En este artículo exploraremos los placeres que disfrutamos en secreto, aquellos que van en contra de nuestras normas y valores, pero que nos brindan una satisfacción única. Descubre cuáles son esos placeres prohibidos que te hacen sentir vivos, aunque no tengas la culpa de disfrutarlos. ¡Prepárate para abrir tu mente y dejarte llevar por estos placeres inesperados!
Déjame ser honesto. Me he quedado sin espacio para sentirme culpable por placeres simples.
¿Alguna vez ha leído el cronograma de un director ejecutivo o una personalidad de alto rendimiento?
Tengo. ¡Son algunas de las mejores obras de ficción que he visto jamás! El horario generalmente comienza con un despertador que suena a las 4:00 am y dicha personalidad «saltando» inmediatamente de la cama. Saltando.
Artículos como ese, creo, son diseñado para hacernos sentir mal. Algunas mañanas, presiono el botón de repetición 11 veces solo para salir rodando de la cama como un completo zombi. Me «olvido» de meditar. No puedo hacer la tortilla de clara de huevo perfecta que de todos modos nunca habría hecho.
Entonces, me estoy volviendo a concentrar en las cosas que puedo hacer, desechando lo que no me sirve y me estoy inclinando hacia los pequeños placeres por los que me niego a sentirme culpable.
Aquí están mis «placeres culpables» favoritos de los que ya no me siento culpable
Estos son todos mis «malos hábitos», mis propios (antes) placeres culpables y mis propias opiniones.
Me doy permiso para disfrutar de aquello que me produce alegría genuina.
1. Ponerme a mí en primer lugar para la autoconservación, también conocido como «Descamación»
Antes de la cuarentena, mis amigos probablemente pasarían de puntillas por la palabra «escama» al describirme, y no estarían del todo equivocados.
Sin embargo, aquí está la cuestión. Nunca me desmoronaré cuando realmente me necesites. Sin embargo, me desanimaré por completo con las «bebidas de los viernes» o una cena para 35 personas (¡¡¡vamos!!!) si estoy particularmente cansado. ¿Y lo que es más? Estaría contento ¡Si me descascaras!
Me estoy tomando el tiempo para priorizar un descanso mental cuando no quiero estar rodeado de otras personas.
Esto se debe a que trato de ponerme a mí mismo en primer lugar cuando se trata de dormir, recuperarme o «tiempo de soledad» en general.
Cómo se ve:
2. Pereza
A mí… no me gusta mucho la palabra «vago».
Me parece extremadamente cargado. Hoy en día, tenemos rastreadores de actividad física con datos ilimitados sobre nuestros pasos, calorías, vuelos subidos, longitud de zancada y la lista continúa. La pereza se siente como una «opción» menos que nunca.
Cómo se ve:
- Pasar todo el día en pijama (+ ponerme un suéter para cualquier llamada de Zoom)
- Pulsar la repetición de alarma: 18 veces
3. Vestirse sin ningún lugar adonde ir (también conocido como «Sentirme a mí mismo»)
A veces, generalmente después de cuatro días usando el mismo dúo de suéter y calzas, tengo la motivación para vestirme elegante y sentirme humana de pies a cabeza.
Cómo se ve:
- Sesión de fotos completa de Instagram en mi habitación
- Ponerme lápiz labial (incluso si termina pegándose al interior de mi mascarilla)
- Vestirme como si realmente fuera a trabajar en una oficina, hasta los zapatos.
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4. Comprar algo que no «necesito»
Entonces, si piensas en el futuro, agradecerás esos cómodos pijamas que siguen apareciendo en tu cuenta de Instagram, ¿quizás conseguirlos?
Cómo se ve:
- Finalmente cediendo ante ese anuncio de Instagram
- Llenar mi carrito de compras digital y pagar
- Comprar algo que genere alegría y eso es todo.
5. Comer lo que quiera
Nunca hablamos de cultura dietética aquí en Career Contessa porque, sinceramente, todos necesitamos un descanso de ella. No hace falta mirar muy lejos para verlo. Hay tantos mensajes sobre el «aumento de peso en cuarentena», y no me hagas hablar de toda la vergüenza del «cuerpo post-b*by» que continúa.
No voy a permitirme nada de este ruido en 2022; estoy ignorando todo lo que puedo.
Cómo se ve:
- Conseguir Door Dash porque no tengo ganas de cocinar
- Eliminando la narrativa de que tenía «demasiado» de esto, por lo que no debería tener eso.
- Disfrutar de alimentos reconfortantes puros en momentos de estrés y terminar el cartón si me apetece
6. Sumergirse en la nostalgia
Cómo se ve:
- Revisando cada película de mi infancia en Disney+
- dejando Las chicas de oro arrullame para dormir
- Cocinar una receta que mi madre solía hacer.
- Pasar un día revisando anuarios antiguos tratando de recordar qué significaban realmente cualquiera de estos «bromas internas»
7. Buscar *algo* de validación de los demás
Cómo se ve:
- Aterrorizar a mis seres queridos más cercanos hasta que digan algo agradable (Es broma, más o menos)
- Compartir un logro con amigos, familiares o compañeros de trabajo
- Crear un espacio para intercambiar elogios con amigos, familiares, compañeros de trabajo o tu pareja.
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8. Realizar pruebas de personalidad
Cómo se ve:
- Pasar horas en Buzzfeed para saber qué comedias románticas de los 90 deberías ver a continuación
- Realizar pruebas de personalidad profesional para ver cómo trabajo con los demás.
9. Haciendo lo que quiero
Si esto suena egoísta es porque lo es. Por supuesto, tengo responsabilidades que incluyen mi trabajo y mi hijo. Sin embargo, para tener éxito en mi carrera y como madre, necesito tomarme el tiempo que necesito.
Tomarse el tiempo para hacer lo que quieras es mostrarte un poco de autocompasión, ¡y deberíamos hacerlo siempre que podamos!
Cómo se ve:
- Saltarse el Zoom del gimnasio y pagar la tarifa de cancelación tardía de $10
- Volviendo a ver cada temporada de RHONY, por tercera vez
- Captar una ola de productividad a las 9:00 p. m. y aprovecharla sin pedir disculpas
10. Admitir que no sé algo (luego aprender más)
Vale, esto no es realmente un «placer» per se, pero es aplicable. Quiero aprovechar mis lagunas de conocimiento y abrirme a aprender más.
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Los placeres culpables de los que no soy culpable
Preguntas Frecuentes sobre los Placeres Culpables
Los placeres culpables son aquellas pequeñas indulgencias que disfrutamos a pesar de que sabemos que no deberíamos hacerlo. Estos placeres nos brindan momentos de felicidad y satisfacción, aunque también pueden generar cierta culpa o remordimiento. En este artículo, responderemos algunas preguntas frecuentes sobre los placeres culpables y cómo lidiar con ellos de manera saludable.
¿Qué son los placeres culpables?
Los placeres culpables son actividades, alimentos o hábitos que nos brindan placer, pero que no son considerados como socialmente aceptables o saludables. Algunos ejemplos comunes incluyen comer chocolate en exceso, ver horas de series de televisión, o quedarse en la cama hasta tarde los fines de semana sin ninguna razón en particular. Estas acciones nos hacen sentir culpables porque sabemos que no estamos siguiendo una rutina saludable o productiva.
¿Por qué sentimos culpa por disfrutar de estos placeres?
La culpa que sentimos al disfrutar de los placeres culpables generalmente proviene de nuestras propias expectativas y estándares que nos hemos impuesto. Muchas veces, nos autocriticamos por no ser más disciplinados o productivos, lo que nos lleva a sentir que estamos «perdiendo el tiempo» al disfrutar de estos placeres. Sin embargo, es importante recordar que todos necesitamos momentos de relajación y diversión para mantener un equilibrio en nuestras vidas.
¿Cómo puedo disfrutar de los placeres culpables sin sentirme culpable?
Disfrutar de los placeres culpables no tiene por qué generar una sensación de culpabilidad abrumadora. Aquí hay algunas estrategias para lidiar con ello:
Recuerda que el disfrute de los placeres culpables es parte de ser humano, siempre y cuando no se conviertan en hábitos perjudiciales.
Si aún te sientes culpable por disfrutar de estos placeres, recuerda que no estás solo. Muchas personas experimentan sentimientos de culpa por hacer cosas que les brindan felicidad. Sin embargo, es importante recordar que el autocuidado y la autocomplacencia son fundamentales para nuestro bienestar emocional.
Fuentes:
- Estudio sobre el disfrute de placeres culpables
- La importancia de planificar el placer en nuestra vida
- Cómo disfrutar de los placeres culpables de manera saludable
Preguntas Frecuentes sobre los Placeres Culpables
Los placeres culpables son aquellos pequeños deleites que disfrutamos en secreto, a menudo acompañados de una sensación de culpa o remordimiento. Desde devorar un chocolate a altas horas de la noche hasta maratonear nuestra serie favorita, estos momentos nos proporcionan un breve escape de la rutina. En este artículo, abordaremos preguntas frecuentes sobre los placeres culpables, enriqueciendo la discusión con información adicional sobre cómo estos indulgentes momentos pueden influir positivamente en nuestras vidas.
¿Qué son los placeres culpables?
Los placeres culpables son actividades, informes, alimentos o hábitos que, aunque a menudo son percibidos como socialmente inadecuados o poco saludables, nos brindan satisfacción y placer. Estos pueden ser tan inofensivos como disfrutar de un episodio adicional de una serie en Netflix (conocido como binge-watching) o tan indulgentes como tomar una larga siesta un domingo. A pesar de la culpa asociada, estos momentos pueden ser esenciales para nuestro bienestar emocional y mental, permitiéndonos desconectar de las presiones y expectativas del día a día. Estudios han demostrado que otorgarse estos pequeños placeres puede ser beneficioso para reducir el estrés y aumentar la felicidad Fuentes: Psychology Today.
¿Por qué a veces sentimos culpa por disfrutar de estos placeres?
La culpa asociada a los placeres culpables a menudo proviene de normas sociales y expectativas personales que hemos internalizado. Por ejemplo, la cultura de la productividad puede hacernos sentir que debemos ser constantemente productivos, rechazando el tiempo de inactividad. De acuerdo con la psicología, este tipo de sentimiento puede ser resultado de una lucha interna entre nuestro deseo de disfrutar de la vida y nuestra autopresion para cumplir con estándares que a menudo son poco realistas. La clave es encontrar un equilibrio: disfrutar de estos momentos sin dejar que la culpa interfiera. Aceptar que nuestros placeres son parte de una vida equilibrada puede ser liberador y beneficioso para la salud mental Fuentes: The Conversation.
¿Cómo podemos manejar la culpa asociada a los placeres culpables?
Manejar la culpa que acompaña a los placeres culpables implica un cambio de mentalidad hacia la aceptación. En lugar de ver estos momentos como desviaciones de nuestro objetivo, podemos considerar que son parte de nuestra experiencia humana. Es útil practicar el “mindfulness”, o la atención plena, donde nos permitimos disfrutar de estos placeres sin juzgarnos. Además, establecer límites claros – como disfrutar de un trozo de tarta en lugar de toda la torta – puede ayudar a saciar el antojo y reducir el sentimiento de culpa al mismo tiempo. Incorporar rituales alrededor de estos placeres también puede hacer que se sientan más intencionados y menos “culposos” Fuentes: Mindful.
¿Existen beneficios de disfrutar de placeres culpables?
Definitivamente, los placeres culpables pueden ofrecer numerosos beneficios. Se ha demostrado que disfrutar de indulgencias de manera ocasional fortalece nuestras reservas emocionales y fomenta un sentido de felicidad. Este tipo de gratificaciones temporales pueden servir como una forma efectiva de liberación de estrés, permitiéndonos disfrutar de la vida y celebrando momentos de placer, sin el peso de la culpa. Por ejemplo, ver una película que nos gusta o comer ese dulce especial puede traernos alegría y momentos de conexión emocional. A largo plazo, estos pequeños actos de auto-cuidado pueden contribuir a un estilo de vida más equilibrado y saludable Fuentes: Healthline.
Conclusión
Los placeres culpables son una parte normal y saludable de la experiencia humana. Al reconocer su valor y aprender a disfrutarlos sin culpa, podemos enriquecer nuestras vidas y mejorar nuestro bienestar emocional. Así que, ¡la próxima vez que te encuentres disfrutando de una pequeña indulgencia, recuerda que no estás solo y que a veces es necesario celebrar la vida con esos momentos deliciosamente inconfesables!
Certainly! Here’s a short piece of poetry inspired by the theme of sin:
Whispers in the Shadows
In the depths where shadows creep,
Lies a secret, dark and deep.
Temptation’s touch, a silken thread,
Leads the heart where angels dread.
A glance that lingers, a whispered sigh,
Promises forged, a truth awry.
The thrill of the night, the fire within,
Dancing on edges, we wade through sin.
But beneath the thrill, a cost untold,
A shattering heart, a spirit cold.
Yet in the dark, the allure remains,
The sweet embrace of forbidden chains.
If you’d like something different or themed in another way, let me know!
¡Totalmente de acuerdo! A veces siento que mis placeres culpables son mi mejor terapia. Recuerdo una vez que me atracqué viendo reality shows toda la noche, sintiéndome un poco mal por no haber hecho nada «productivo», pero al final, ¡fue lo mejor para mi ánimo! Hay que disfrutar sin culpa, ¿no?
Hanibal.: ¡A mí me pasa igual! El otro día no pude resistir y me quedé viendo maratones de mi serie favorita de los 90, esas que son tan malas que son buenísimas. Al principio me sentía un poco culpable, pero luego entendí que esos momentos de nostalgia y risas son los que realmente me recargan las pilas. Así que, ¡viva el disfrute sin remordimientos!
Facundo andres: Exactamente, 100palmL! Yo también tengo mis guilty pleasures. El otro día me pase toda la tarde viendo videos de gatos en YouTube, sin remordimientos. La risa y ternura que me dieron valieron más que cualquier cosa «productiva». Al final, esos pequeños momentos son los que nos hacen felices, así que a disfrutar sin culpa, como dices.
Abadia: ¡Totalmente! Me encanta lo que están diciendo. A mí me pasa algo parecido, el otro día me pasé horas escuchando mis playlist de reggaetón de los 2000. Al principio pensé en lo «ridículo» que era, pero luego no pude evitarlo, ¡estaba bailando en la sala como si nadie me viera! Esos momentos de desconexión y diversión son los que realmente importan. Así que a celebrar nuestros placeres culpables sin ninguna culpa, ¡porque la vida es corta!